
PH Y PIEL
El pH (potencial de hidrógeno) de la piel es una medida que indica el grado de acidez o alcalinidad, es la concentración de hidrógeno en el agua, y se mide en una escala del 0 al 14. Dentro de esa escala, el 7 está considerado como pH neutro.
Por su parte, la piel funciona como barrera protectora frente al exterior protegiéndonos de enfermedades, temperaturas extremas y lesiones, siendo el pH uno de sus mecanismos de protección. Cabe resaltar que el pH de la piel varía ligeramente según la edad, el género y el lugar del cuerpo (genitales, manos y axilas). Para medir el pH de la piel y de las diferentes sustancias, utilizamos la escala de pH. Como lo comentamos anteriormente, esta escala comprende valores de 0 a 14, siendo el 7 el valor neutro. Cualquier valor inferior recibiría la categoría de ácido y si fuera superior de alcalino.
Entre la dermis y la epidermis de la piel hay un tejido llamado “manto ácido” con un nivel de pH ligeramente ácido. El “manto ácido” actúa como película natural de la piel, lubricándola y protegiéndola de las bacterias e irritación. Si el equilibrio natural de la piel se ve afectado, su pH sube hasta valores alcalinos y no puede cumplir su función de barrera protectora. La piel se muestra deshidratada, sensible y susceptible a sufrir diferentes enfermedades como la rosácea o la dermatitis atópica.
Ahora bien, ¿cómo mantener el pH de la piel? ¡Sigue nuestras recomendaciones!
Evita excederte en el lavado de la piel
Si lavas demasiado la piel, vas a provocar resequedad e irritación en la misma. Lo ideal es lavarla dos veces al día si eres de piel grasa (mañana y noche) y una vez al día (en la noche) si tienes piel seca, normal o mixta.
No exfolies la piel muy seguido
Exfoliar es importante para remover las células muertas que se acumulan en la superficie de la epidermis. Lo mejor es hacerlo con productos que contienen AHA o BHA dos veces a la semana. Como dato curioso, te contamos que el acné y los granos pueden salir por exagerar en la limpieza y exfoliación, ya que estás removiendo los lípidos naturales y dejando sin protección alguna la piel.
Disminuye tu exposición al vapor
Claro que ir a un sauna es ideal para liberar las toxinas de la piel, pero, hacerlo en exceso puede afectar la piel del rostro, especialmente quienes tienen rosácea o piel sensible, ya que puede dañar el manto ácido y se pierde humedad.
¡No abuses de los tratamientos!
Cuidado con el tipo de tratamientos que usas. Los productos que contienen altos contenidos de alcohol pueden remover el manto ácido. Muchos medicamentos para acné son muy abrasivos y pueden dañarlo. Busca que tus productos tengan ceramidas.
Evita el uso de limpiadores con sulfato de sodio
No busques la sensación de limpieza extrema que te deja la cara acartonada y sin un rastro de grasa natural. Evita las limpiadoras que contienen irritantes (SLS). Si te gusta que haga espuma, busca las que tienen como base, ácidos grasos o a base de plantas.