
PIEL NORMAL
La piel normal es una piel que se encuentra equilibrada al no ser ni demasiado grasa ni demasiado seca. Tiene poros finos, buena circulación sanguínea, textura aterciopelada suave y lisa, ausencia de impurezas, y no es sensible ni se irrita fácilmente.
Es aquella cuyo manto hidrolipídico se halla correctamente formado, con una cantidad de lípidos idónea y constituyendo una emulsión de fase externa acuosa (O/W) o de fase externa oleosa(W/O), bien constituida.
La función barrera no presenta ninguna alteración y la hidratación cutánea presenta una normalidad absoluta. Sus características son:
- Color rosado uniforme.
- Tacto muy suave, aterciopelado. Propio de pieles jóvenes.
- Espesor fino.
- Lisa, sin arrugas y elástica.
- Flexible, tónica.
- Bien irrigada.
- Poros cerrados y pequeños.
- No hay presencia de aspectos poco estéticos como manchas, poros abiertos o líneas tirantes.
- No hay brillo grasiento.
- Tiene una superficie lubricada y humedecida.
- Presenta una buena tolerancia a los jabones.
- Broncea al sol en exposiciones normales y controladas.
- Resiste bien los cambios de temperatura.
Hay situaciones que según la localización la piel es seca y grasa, ya que la distribución de las glándulas sebáceas y sudoríparas no es homogénea. En esta situación intermedia, se admite la clasificación de piel mixta como estado fisiológico cutáneo que altera las características de piel seca y piel grasa, en unas condiciones de normalidad.
Por otro lado, cabe resaltar que es importante que se le cuide con productos adecuados para evitar un desajuste que derive en exceso de grasa o en irritación, sobre todo porque con el paso de los años la piel normal dejará de tener la hidratación adecuada y perderá elasticidad como resultado del envejecimiento natural. Así pues, no está libre de necesitar cuidados, que deben comenzar desde temprana edad.